Llegamos al cierre de una etapa
y se nos presenta la pausa tan esperada. Entonces surgen los planes: viajes,
salidas, paseos, visitar a esos amigos que hace tiempo que no vemos, cine,
teatro, bicicleteadas, tardes de pelis en la cama, reunión con abuelos, con
tíos.
Llega el momento de disfrute con
menos horarios, trajines, deberes.
Aprovechemos para encontrarnos
en familia mirándonos a la cara, abrazándonos solo porque nos amamos,
contándoles a los chicos esas anécdotas que nos llevan hacia atrás en el tiempo
y asombran a nuestros hijos porque nos pueden ver niños también.
Bailemos, dibujemos, cantemos,
riamos con los ellos, disfrutemos de los encuentros verdaderos que nunca, jamás
podremos comprar con dinero y que atesorarán por siempre.
En la vida adulta muchas veces
se sentirán necesitados de ser acunados otra vez y serán los recuerdos de esas
vivencias lo que los sostendrán a pesar de todo.
¡Muy felices vacaciones!