La princesa hermosa
Érase una vez una
reina llamada Rosalinda y un Rey llamado Tritón, que vivían en un palacio muy
grande en el bosque. Los Reyes tenían una hija hermosa, la Princesa Isabella.
La princesa era la única que tenía una cadena con un cristal mágico, el cristal
de la vida eterna.
Todo estaba en paz en
el reino hasta que vino el brujo Ogronte con su mujer Brujilda. Los brujos
querían robar la cadena pero la princesa tenía un hada protectora que la
ayudaba siempre. La bruja gorda y alta era muy antipática con los chicos,
especialmente con la princesa. Sabía que la princesa se sacaba la cadena para
dormir y de noche siempre quería asustarla con las lechuzas que cazaba en el
bosque para que la princesa abandonara su pieza. Por su parte el brujo le
tiraba el polvo venenoso o entraba volando con su alfombra mágica convertido en
monstruo.
Una vez el brujo logró
dormir a la princesa y le robó su cadena de cristal mágico. La princesa estaba
muy triste hasta que el caballero Astolfo le contó que la única manera para
recuperar la cadena era con el anillo mágico. Los Reyes con la princesa buscaron
durante mucho tiempo el anillo. Un día lo encontraron en la cueva de los
brujos. La entrada de la cueva era tan chiquita como un botón por eso solo pudo
entrar el hada. La princesa pensó cómo hacer para entrar. El hada le contó
todo: los brujos tenían algo para tomar que los convertía en brujitos
miniatura.
Cuando el hada tuvo el
anillo supo dónde estaba la cadena y, aprovechando que los brujos dormían, se
dejó llevar por el anillo hasta que encontró el cristal.
Sin la cadena los
brujos murieron pronto y la princesa con sus padres vivió feliz para siempre.